Una de las razones que empujaron a los consumidores en brazos del VoD fue, justamente, la publicidad. Los consumidores estaban hartos de las eternas pausas publicitarias de la televisión y, por tanto, más que receptivos a cualquier opción que les prometiese eliminarlas de un plumazo.
Además, no hay que olvidar que los consumidores no solo querían cambiar sus patrones de consumo de contenidos por los anuncios, sino que además también entraba en juego el querer ver contenidos cuando querían. La televisión lineal seguía obligando a los espectadores a seguir un horario, mientras que estos empezaban a acostumbrarse a poder ver contenidos cuando querían en internet.
La migración de la atención de los espectadores a la red fue rápida y clara. La televisión ha ido perdiendo audiencias y las plataformas de VoD han ido ganando en suscriptores. A ello hay que sumar que los grandes éxitos culturales, las series que han protagonizado la agenda, han empezado a salir ya del universo del streaming.
Para la televisión, esto ha cambiado el terreno de juego. Para los anunciantes, también lo ha hecho, ya que ellos son los grandes daños colaterales. En esos servicios de streaming no hay anuncios, mientras que ellos siguen necesitando la publicidad para conectar con sus potenciales compradores. ¿Cómo llegar a los espectadores cuando las pasarelas de moda no dan esa opción?
Pronto podrían darla. El potencial boom del AVoD no es exactamente una teoría nueva. No hace mucho tiempo, los internautas empezaron a dar muestras de fatiga por suscripción. Estaban teniendo que pagar no solo los servicios de vídeo bajo demanda, sino cada vez más contenidos en la red.
Los periódicos, por ejemplo, empezaron a posicionar sus contenidos bajo paywall y cada vez más para acceder a las noticias hay que pasar también por caja. De pronto, los internautas se dieron cuenta de que tenían múltiples suscripciones y de que se estaban dejando, si se sumaban todas, cantidades poco desdeñables en pagos. El hartazgo empezó a hacer mella y comenzaron a no querer pagar nada más.
Ahí es donde ha aparecido el AVoD. El servicio de streaming sigue ofreciendo lo mismo – contenidos bajo demanda accesibles vía internet – pero lo hacen sirviendo anuncios de por medio. Algunos servicios – como los que han empezado a operar en España – lo hacen completamente libres de coste. Otros – como es la tónica de los nuevos players en el mercado estadounidense – sirven anuncios y con ello bajan los precios que cobran por acceder a sus contenidos.
Pero ¿están los consumidores dispuestos a tener este nuevo tipo de experiencias? Los estudios de mercado dicen que sí.
La mitad acepta anuncios si supone pagar menos
El más reciente de los estudios lo ha realizado Morning Consult sobre el mercado de Estados Unidos. Los datos de este estudio son especialmente relevantes porque es el mercado en el que el AVoD se está ya expandiendo con fuerza y también porque es el que suele marcar después las pautas para Europa. Sus conclusiones dejan claro que el grueso de los consumidores está dispuesto a ver anuncios si eso les va a permitir ahorrar dinero.
La mitad de los consumidores directamente escogería ya la opción con anuncios. Un 49% de los adultos encuestados reconoce que entre una opción con anuncios y otra sin ellos escogería la primera si con eso ahorra dinero. Este porcentaje es más del doble de quienes se seguirían quedando con la versión libre de anuncios. Solo un 22% continuaría pagando la opción más cara si con eso no se ve expuesto a un solo anuncio.
Eso sí, las cosas cambian ligeramente cuando se analiza lo que piensan los consumidores más jóvenes. Esto son los que tienen los porcentajes más elevados de elección del pago antes de tener que ver anuncios. Frente a ese 22% de media, el 26% de los miembros de la Generación Z y el 31% de los millennials se quedan con la opción con anuncios. Solo lo hacen el 19% de la Generación X y el 14% de los baby boomers.